Una de mis primeras preguntas al poco pasar unos días aquí fue: ¿por qué uno es tan feliz con tan poco? ¿Por qué es tan fácil sentirse en paz en estas tierras?
Y es que cómo decía Antonio Porchia, “un corazón grande se llena con muy poco”.
Con muchas ganas e ilusión por retomar éste “El” Proyecto… Así es cómo llené mis maletas y de la forma en que he vuelto a este país lleno de gentes peculiares y lleno de luz de esperanza en todos los rincones. Aunque a decir verdad, esa luz la puede uno ver en cualquier lugar del mundo, imagino que sólo es creer que existe y buscar la forma de absorberla.
Mi estancia en occidente ha sido muy positiva, desde el punto de vista de haber recordado y reaprendido muchísimas cosas… Mentiría si dijera que el descontento y pesimismo actualmente generalizado no ha tenido repercusión alguna en mi estado de ánimo. ¡Sí! Yo también he caído en las garras de la ola de desconfianza que cubre nuestro país. Entono un mea culpa, evidentemente. Magnificar decepciones, no cuidarse lo suficiente, desvalorizar pequeños momentos de estricto placer y armonía, olvidar a ratos el verbo relativizar, buscar de nuevo la maldita gratificación inmediata que nos han inculcado en la sociedad del cuanto más mejor y del ahora mismo…
He dejado de lado el entrenamiento del alma serena, de las visiones del Todo desde el Amor Eterno, la conversión cognitiva al punto de equilibro…
El humano tropieza una y otra vez con la misma piedra… Los miedos a veces nos invaden y llenamos el carro de bultos pesados que no nos dejan seguir. El mundo se para. Fuerza, motivación y bienestar parecen haberse escondido o encerrado. ¿Y la llave?
No me gustaría dar a entender al lector que no he podido disfrutar de aquellos tesoros que conservan su rincón en mi interior… He compartido ratos alegres y felices con ellos, y doy gracias por tenerlos aún a kilómetros de aquí, sin dudar que están a mi lado aún en la lejanía.
Sin embargo, sólo he sido capaz de recuperar mi llave aquí, en esta región pobre y subdesarrollada dónde uno remonta sus momentos más bajos con una facilidad inexplicable.
De nuevo, rodeada de personas con verdaderas dificultades de base, en una cultura tan distinta a la nuestra y con escenas rutinarias que no dejan de fascinarme, me siento afortunada, muy afortunada. Ahí me sobran los motivos, aquí soy capaz de darme mucha más cuenta y consecuentemente así sentirlo.
Ver a cinco personas en una moto, un autobús adelantando a un carro de bueyes que transporta leña o un taxi-triciclo cuyo conductor empuja con todas sus fuerzas en calles más costosas y/o transitadas.
Observar cómo unos niños esperan para que la tendedera de los zumos de naranja les sirva uno, recién exprimido o cómo las señoras venden frutas y verduras en medio de la calle.
Visitar a mi virgen preferida, Saraswati.
Comer con las manos, sentada en el suelo.
O de camino a la oficina, pasar por una carretera en obras y saludar a los y las trabajadores/as, vestidos según manda su tradición, sin importar la comodidad o adecuación de los mismos, y al rato ver cómo algunos ya lavan sus ropajes de buena mañana en una comuna de estructura muy simple pero suficiente.
Entre otras muchas...
A las pocas horas de llegar, partía de nuevo rumbo a Delhi (ciudad situada al norte, capital del país), por motivos laborales. Toda una maratón después de haber sufrido largos retrasos y haber pasado más de 30 horas entre origen y destino. No obstante, intuía que a pesar del cansancio, iba a poder exprimir la experiencia consiguiendo que fuera lo más productiva y divertida posible. Mi actitud y la de mis acompañantes avalaban mis expectativas.
Safia, coordinadora de los talleres, y Chandra, instructor del taller de yute.
Este último sufre también una discapacidad física que le impide caminar con normalidad. Además, pertenece a una casta baja; doble motivo de discriminación y rechazo social. Es un chico muy inteligente, muy buen trabajador y con una creatividad y habilidades artísticas sensacionales. Un gran fichaje para este súper equipo con el que contamos, quién pretendía también sacarle el máximo partido a la feria de la artesanía más grande de India, que organiza el gobierno estatal con la intención de promocionar este tipo de comercio y su exportación.
Chandra nunca antes había viajado en avión… Es fácil imaginar los nervios y emoción de lo que para él sería toda una aventura y experiencia nueva. ¡Qué suerte acompañarlo y poder observar e intentar empatizar lo que eso significa…!
Además de la feria, visitamos un conocido bazar repleto de monerías. Se podían degustar platos de la zona y encontrar algunos puntos de entretenimiento cómo una función de marionetas.
Uno de los puestos más interesantes fue el que aparece en la fotografía siguiente. Lo habían organizado unos chicos sordomudos que se dedican a confeccionar productos con materiales reciclados, consiguiendo originalidades cómo una papelera con base un monitor de ordenador o un lapicero con cassettes.
Tras algo más de tres días de viaje, vuelta a casa… ¡Chandra y Safia ya me lo habían advertido: las niñas te echan de menos! Yo pensé que yo también, aún no haber sido consciente de ello hasta poco antes de mi retorno. Tenía muchas ganas de verlas, aunque reconozco que verlas me inquietaba un poco… No sabía muy bien cual sería mi reacción después de casi dos meses y no quería que mis emociones se descontrolaran convirtiendo un momento precioso que merece la mayor de las sonrisas, en un momento de llanto… Ellas no entienden las lágrimas de felicidad.
¡Aguanté! Y nos reímos mucho. Me preguntaron por mi familia, mis amigos y por este tiempo fuera… ¡Estaban tan contentas que no tuve que pedir sonrisas para la foto cómo de costumbre! ¡Qué guapas!
Junto con Marina, decidimos para el fin de semana prepararles un bizcocho de chocolate, que supone un manjar puesto que no lo toman casi nunca, e ir a pasar un rato divertido cómo bienvenida y reencuentro. Repartimos el bizcocho y pedimos un recital de canciones a cambio. Para nuestra sorpresa, una nena de las que sufren un moderado retraso mental se sabía la canción popular “Vaca lechera”. Así que decidimos enseñársela a todas, al tiempo que incluimos lenguaje de signos para la integración de las sordomudas. Sin comentarios. ¡Fantástica tarde de domingo!
Ya el lunes, vuelta al trabajo. Combinamos oficina con los siete talleres, cómo de costumbre, lo que hace de nuestra rutina un quehacer muy entretenido y dinámico.
Buenas previsiones para esta segunda etapa, muchas ganas de no olvidar lo reaprendido y seguirme nutriendo de Amor, cariño y de la realización personal de tener la Gran Suerte de dedicar mis días a la tarea más gratificante que, sin lugar a dudas, he realizado en toda mi vida.
¡Feliz día!
Cris
Que bonito Cris!
ResponderEliminarDisfruta! Y no sientas pena y tristeza por el desequilibrio economico-animico de Espana.
Al contrario, da a tal desequilibrio las gracias, por lo que tu has dicho, porque te ayuda a abrir los ojos y te confirma lo poco que cuesta ser feliz.
Aprende de lo simple, de lo trivial, de lo basico, del amor puro y desinterasado y cuando vuelvas ..... Cuando vuelvas.... Recuerdanoslo a todos para que podamos aprender de ti.
Un besote, Patricia
Aquí de nuevo, leyendo tu blog, otro momento de sincronicidad :) ¿sabes que frase tengo enganchada en mi ordenador, escrita en una libretita pequeña que suelo llevar conmigo y, por supuesto, marcada en el librito que te regale? "un corazón grande se llena con muy poco" :) Me ha encantado leerla nada más empezar el escrito.
ResponderEliminarSupongo que con la influencia de presión atmosférica de los momentos previos a una lluvia, me encuentro un poco desanimada de todo, pero leerte me ha sacado una sonrrisa de alegría de verte disfrutar allí y una sensación de tranquilidad como recordandome "todo pasa...".
Te hecho de menos yo también, como las niñas :)
Muchos abrazos, besos y amor desde la isla! Te quiero neniiiii!!!
sandra.
Amore! Després d'aquestes paraules precioses, sinceres i màgiques, només desitjar-te lo millor i donar-te ses gràcies, les petites finestretes de llum t'ajuden a veure el camí, i tu sempre en tens una d'oberta pels demés, que sabis que arriben i iluminen....gràcies i força!!
ResponderEliminarUna besada de sa petita
Como siempre hermoso y bello lo que escribes y como lo haces, pero cuan importante es aprender de ello y retroalimentarte de estas vivencias , para poder adaptarlas al mundo occidental y valorar que con poco se puede ser feliz.
ResponderEliminarPara mi pollito salido del cascarón