Ayer, cómo habitualmente hago por las mañanas, me levanté a las 6.30… Sabía que iba a ser un día largo, pues me quedaban 3.5h. de viaje de ida y lo mismo de vuelta a la ciudad: Bangalore.
Consideré la opción de dormir un rato más… pero finalmente me decanté por no abandonar mi rutina.
Al poco rato de paseo, rompí a llorar. Pues sentía un cansancio extremo que a momentos parece perseguirme e impedirme trabajar con ilusión. Fuera de combate, agotada, sin fuerzas… ¡No puedo más! Querer estar siempre al 200% es lo que tiene. Avisar la necesidad de mejoras y querer mil cambios ya, no siempre es posible. Aún estar óptimamente satisfecha con los resultados hasta el momento, la auto exigencia y presión auto impuesta permanente conlleva a esta sensación, que acaba por salir a escena. Luego, consecuentemente, las ansias de gratificación inmediata avivan, pues uno se frustra sin darse cuenta que reclama imposibles.
La sensación me ha resultado familiar, pues en nuestro mundo occidental es el pan de cada día… La facilidad de acceso a tanto dificulta el entendimiento de otro tanto igual o mayor que requiere tiempo, es incontrolable y algo incierto; aquella parte que no esta bajo nuestro control, por mucho que uno se esfuerce y luche.
Cuando marché, ese era uno de los objetivos principales: que los inputs de oriente me ayudaran a acumular e interiorizar más recursos para paliar este mal, teniendo presente la importancia de que cada una de las acciones estén sustentadas por una base de Amor, Paciencia y Confianza Eterna. Y más en este caso, pues la finalidad del trabajo está muy clara y la duda de la valía del proyecto es inexistente.
Sensación de pérdida de equilibrio momentánea…aun no perder la finalidad de vista ni un solo día.
Algo más tranquila, pues había expulsado las emociones alterantes en forma de lágrimas, apoyada en los hombros amigos de Marina y Miriam. Me duché, vestí y arreglé. El coche me esperaba en la puerta de casa.
En su interior, los siguientes personajes de este bello relato:
Alí, el conductor, un hombre con un corazón de oro. Amable, atento y solidario, pues su salario no es muy alto pero adora trabajar junto con estas personas con dificultades, discapacitadas y de castas muy bajas, que tienen tan poco (material, claro).
Siempre conduce descalzo, dice que le es más cómodo. Y que además es algo muy común aquí.
Adilakshmi, Uanita y Lakshmi, las chicas de los talleres seleccionadas para visitar una feria de moda en la gran ciudad. Con que facilidad me sacaron una sonrisa…
Los miré a los ojos y les di los buenos días de la forma más natural que pude. Pues intenté que los míos transmitieran agradecimiento por acompañarme en este día. Y que su presencia me reconfortaba. Reconocí en ellos unas tremendas ganas de este breve pero intenso viaje, en las que me incluían.
Alí, además, no paro de hacernos reír en todo el viaje.
En general, los indios y sobretodo las indias tienen mucho pudor a la hora de enseñar sus dientes… no les gusta, y en las fotos automáticamente se ponen serios. Uno de los retos del día fue que acabaran por entender que tienen sonrisas espectaculares, dignas de mostrar, y que están mucho más guapas cuando se ríen.
Me enseñaron telugu, me contaron sobre ellas y sus vidas. A pesar de poder aprovechar el trayecto para dormir un rato mas, no lo hicimos, estábamos muy a gusto charlando. Ellas encantadas de ser mis teachers y yo de ser su alumna.
Paradita de rigor para un café y unas galletas...
Y segunda técnica para convencerlas de lo bonito de una expresión de alegría. ¡¡Hacerles cosquillas!!
Continuamos hasta llegar al lugar de la exhibición: un hotel de 5 estrellas a las afueras de la ciudad. Tuvimos que parar para el check del guarda de seguridad, que paseaba un aparatejo que les hizo una gracia tremenda y me insistieron para que le hiciera fotos al jardincillo de flores bonitas, pues les encantan y no es algo que vean normalmente.
Alí nos dejo lo mas cerca que pudo de la puerta, pues tienen dificultad para caminar.
Dos de ellas llevan plantas ortopédicas y la tercera tiene los pies deformes, por lo que tiene que ir siempre descalza. A Lakshmi en particular, le cuesta moverse, así que durante todo el rato alguna de nosotras debía estar a su lado.
Una foto antes de entrar… A Uanita ya la habíamos convencido. Sonriente está más preciosa todavía.
Estuvimos dentro unas horas. Disfrutamos mucho y cogimos muchas ideas para inspirarnos. Confieso que algunas expresiones de compasión me provocaron rabia, pues la inocencia con que ellas observaban todos los detalles y muestras, junto con su excelente y educado comportamiento, no merecía otra cosa que un feedback de admiración y fuerza.
Nos fuimos a comer… ¡qué hambre! Eran ya las tres de la tarde y ellas suelen comer a la una.
Un restaurante, ¡qué lujo!. Su primera vez. Ellas tienen el menú semanal fijo, con la única excepción cuando van a casa, si van, que difiere un mínimo, pues su economía les permite poco mas que un plato de arroz con alguna salsa picante.
Miran el menú. No entienden nada y no paran de preguntar. ¡Pero si nosotras tampoco! ;)
Tenemos presupuesto limitado para ellos, pero cuanta comida por 50 Rp. (80 céntimos). Un mini meal: arroz con varios potajes y salsas para acompañarlo. Evidentemente, con las manos.
El camarero vendrá varias veces a rellenar los bols si así lo desean, con cucharón y unas peculiares macro latas llenas de mencionados mejunjes en mano.
El meal (en el sur, con arroz) o tali (en el norte, con chapati) es muy típico de India.
Nosotras nos pedimos noodles (pasta con verduras) y paneer (queso fresco) Intentamos que probaran, aunque Uanita se negó. ¡Que pavor! ¡Probad vosotras! Y así lo hicimos, con las manos como ellas. Entonces lo conseguimos.
De postre… una bola de helado. Y es que a la entrada estaban expuestos en una vitrina y habíamos notado las chiribitas en sus ojos. ¿De que lo queréis? Ali pidió vainilla para ellas, pues es el único que conocen. En Anantapur pueden comprarse, de uvas a peras claro, un mini vasito por 5 Rp. (9 céntimos)
Y seguimos con los intentos de sonrisas ante la cámara. Es nuestro objetivo: ¿conseguiremos que les salga reflejada la expresión de alegría sin forzar?
A la salida, muy importante, ponerse guapas. Me peinan y me reclaman que me pruebe varios de los complementos que hemos comprado. Y Uanita se anima a probarse mi orquilla, que le flipa y le va a conjunto.
Ya de camino a casa.
De repente se exaltan y Alí para el coche a un lado de la carretera.
Caras de fascinación...
Señores... ¡¡un helicóptero!!
Y a lo lejos, un avión que me cuesta divisar. De hecho, es difícil apreciarlo en la fotografía.
Habían oído hablar de esos bichos grandes y fantásticos que vuelan, pero nunca antes habían visto uno.
Entonces Alí nos pide permiso para parar un rato en el aeropuerto, que va de camino. Como siempre, él pendiente del bienestar de las nenas. ¡Claro! Pues eso es parte de la obra social; sin duda la más importante y gratificante. ¡Qué detallazo!. ¡Un aplauso para nuestro súper chofer!
Justo a la entrada, antes de llegar a las barreras que cercan el parking de aviones, un precioso jardín. Deseo de fotografiarse entre las preciosas flores y árboles tan bien cuidados.
A por una sesión de fotos, que restará en su memoria para siempre.
A Adi le molesta el sol… ¡Qué fashion con las gafas de sol de Marina!
E aquí el momento que nunca olvidare y que defino como la mejor fuente de energía para un día como este.
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Descripción de la escena:
Adi me mira fijamente a los ojos, frente a mí, de pie, transmitiéndome algo inexplicable en palabras.
- Akka, Akka… Nenu Shantosham unnaru. Ikkara Sariokati. Nenu Chala Chala Shantosham. Danyauadalu. Es decir, hermana, soy feliz. Es la primera vez que estoy aquí. Soy muy feliz. Muchas gracias.
Se acaba el dialogo verbal, pues antes de ponerme a llorar como una magdalena, me levanto directa a abrazarla y comérmela a besos. Tú sí que me haces feliz.
Queremos más fotos. Hemos visto otra parte del jardín que nos encanta.
En esta segunda tanda, por fin hemos conseguido que sonrían en algunas fotos sin necesidad de cosquillas ni otras estrategias, aunque el hábito siga siendo lo contrario.
Y ahora, ¡el avión nos espera! Aunque no somos los únicos con esta idea… Pues de los mil millones de habitantes de la India, pocos son los afortunados que podrán subirse a uno.
A la vuelta, sigo apuntando ideas para que mas chicas como ellas puedan tener una vida mejor. No paran de preguntarme… ¡y hacer fotos! Han aprendido, les encanta.
Les explico que intentamos dar a conocer y vender las monerías que con su arte consiguen crear. Por eso, tan importante es su trabajo como el nuestro. Y por la misma razón, nada de Madam: Akka.
¡Alaaaaaa! ¡¡Que montaña más alta!! Otro elemento antes nunca visto.
Estamos algo cansadas. Uanita se duerme, o cierra los ojos como decía, y le hacemos fotos. Seguimos riéndonos mucho.
Yo intento dormirme un ratito también, pero no quieren.
- ¿Por que no hablas? ¿No eres feliz? ¿No te ha gustado?
Cómo expresarles que soy yo la que tiene la suerte de poder dar un poquito de lo que tengo para vivir momentos así, impagables aún con todo el dinero del mundo. Cómo hacerles entender que gracias a estar un día con ellas, consigo recordar la importancia de aceptar límites y aceptarme a mí misma, de disfrutar de los pequeños detalles, de valorar todos y cada uno de los regalos que me ha hecho la vida, de la valía de mis esfuerzos y la necesidad de pausas y descansos a la vez.
La belleza de la inocencia y la humildad.
Sonreír, experimentar, decidir, solucionar, aceptarse, compartir, confiar, paciencia, equilibro y, sobretodo, Amor. El Arte de Amar y el de No Enfermar.
A Ellas.
Cris
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJoLRPI2-m8Qy89MFhQcqBda9VjLCQFnkAxtZ1wZW6Gp0ovQfENAryhR41lIdAHtbS1h5GqvtjxHGjKb1JlUGivOldDoVF2zsF91GI-jPtsLV3FR_9FH5dANC8SLVS91XNs3x0NgxSLLs/s320/CIMG6809.JPG)
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