domingo, 26 de junio de 2011

Un domingo de lujo: ¡Porque Esto Es India!

Domingo, nuestro día libre. Descansar y disfrutar escribiendo, cocinando, bailando, pintándome las uñas, saliendo a pasear o haciendo manualidades, entre otros.

Hoy ha sido uno de esos días completos en los que uno acaba sintiéndose lleno, a gusto y pletórico…

Después de mi habitual visita al templo de Saraswathi, he hecho pan y empezado a preparar la comida del mediodía, pues hoy venían a casa los vecinos de barrio de Anantapur (zona apartada de habitaciones conocida como Lavapiés). 



¡Muy rico todo! ;)

Sin embargo, la mañana ha dado mucho más de sí. Después de un sabroso desayuno en la fabulosa terracita, había cosas que preparar. Estaba especialmente emocionada, pues hoy tocaba sesión de baile con las nenas del centro. No es la primera vez, así que ya sabía lo divertidísimo que es pasar un rato con ellas.

Muchas viven allí, en el mismo centro dónde trabajan, pues sus pueblos están muy lejos o su discapacidad es demasiado grande cómo para ir y venir diariamente. Otras, además, son huérfanas o rechazadas por sus familias. Ser discapacitado en India, en todas sus formas, es motivo suficiente para la no aceptación del entorno.

El resto produce desde casa, pero cada quince días se acercan para traer los productos acabados y recoger material. La mayoría de veces se instalan unos días… Seguramente habrá algún producto o técnica nueva que tendrán que aprender. Sin olvidar de nuevo que el esfuerzo con tal reducida movilidad es considerable.

- ¡Ojala hoy coincida que estén casi todas!

Hemos confeccionado un póster con fotos recortadas sobre papel reciclado de nuestro centro. Sabemos que les hará mucha ilusión.




Y también unos sobres con algunas fotos para las tres princesitas subieron a la exhibición en Bangalore.



 





Además ayer compramos unos pastelitos típicos para endulzar este domingo diferente. Dulces hechos a base de leche y azúcar, de textura pastosa y tamaño reducido, pues empalagan bastante.

Sobre las 16.30 de la tarde hemos bajado al taller, cargadas con los regalitos, el ordenador y los altavoces y mucha, mucha ilusión.

Estaban mirando la tele, cómo de costumbre. Películas y videoclips en los que aparecen actores y actrices que saben bailar muy bien. Eso es lo más fascinante para ellas.







Primero, han observado detalladamente el collage… Foto a foto, buscándose, recordando el primer día de sesión de danza adaptada. Sí, danza adaptada. Pues la coreografía, por motivos obvios, no puede incluir ningún movimiento de piernas ni cadera.




Mientras se lo iban pasando, hemos repartido los dulces. Casi no han sobrado… ¡estaban la mayoría! ¡Qué alegría!

Cómo de costumbre, he tenido que comer más de un trozo a la fuerza (aunque con lo buenos que están no me ha costado mucho esfuerzo, todo sea dicho), pues cómo ya he comentado más de una vez, adoran dar comida a la boca, símbolo de estar compartiendo con su Akka (hermana mayor) o Chelly (hermana pequeña).




Y ahora sí… llego el momento… ¡a bailar! Precioso, emocionante, divertido… y un sinfín de descripciones sinónimas para definirlo. ¡Hasta las más tímidas han participado!





También nos han pedido que bailáramos, cómo la vez pasada. Si ya nos gusta de por sí, ¡imaginaros con este público!

Lo más impactante: ninguna expresión de envidia, malestar o similar. Ellas no pueden hacerlo de esta forma. No obstante, es tal el agradecimiento porque les dediquemos algo de tiempo que no se concebiría de ninguna forma.

Aprovecho esta publicación para incluir imágenes de la vez anterior. En aquella ocasión, preparamos un bollo con natillas, que probablemente nunca antes hubieran probado.













Momentos de risas y broma. Una complicada y durísima vida dónde las haya, no es impedimento para derrochar cariño y buen humor.







Nuestras performance: La Bilirrubina de Juan Luís Guerra, Santo Santo de Gloria Estefan y, con algo de añoranza, Ara Va de Bo, Ciutadella. Aún así, impagable San Juan.




Una de estas hermosuras, de las pocas que no tiene movilidad reducida, se marcó unos pasos al son de música local, reproducida con un teléfono móvil. ¡Qué guapa!









Espero que todos vosotros también hayáis podido disfrutar del día de hoy, y no haber pasado por alto que hoy es igual de importante que ayer y que mañana, e igualmente único. Seguro, que con una breve reflexión interior, habrá algún motivo por el que sonreír y dar las gracias.

Este es uno de los míos:

Cris


 

jueves, 16 de junio de 2011

A Vosotros

Vosotros que, desde aquí o desde El Otro Lado, me cuidáis, protegéis, escribís, seguís, animáis, apoyáis, escucháis y leéis, transmitís, compartís y queréis.

Hoy, os quiero agradecer vuestra presencia en mi vida.




Aprovecho para compartir un poema precioso que, cierto día inesperado, me mandó una de las tres personas más importantes para mí: mi papá.

Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.

Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.

Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.

Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.


Cris

martes, 14 de junio de 2011

La mejor fuente de energía

Ayer, cómo habitualmente hago por las mañanas, me levanté a las 6.30… Sabía que iba a ser un día largo, pues me quedaban 3.5h. de viaje de ida y lo mismo de vuelta a la ciudad: Bangalore.

Consideré la opción de dormir un rato más… pero finalmente me decanté por no abandonar mi rutina.

Al poco rato de paseo, rompí a llorar. Pues sentía un cansancio extremo que a momentos parece perseguirme e impedirme trabajar con ilusión. Fuera de combate, agotada, sin fuerzas… ¡No puedo más! Querer estar siempre al 200% es lo que tiene. Avisar la necesidad de mejoras y querer mil cambios ya, no siempre es posible. Aún estar óptimamente satisfecha con los resultados hasta el momento, la auto exigencia y presión auto impuesta permanente conlleva a esta sensación, que acaba por salir a escena. Luego, consecuentemente, las ansias de gratificación inmediata avivan, pues uno se frustra sin darse cuenta que reclama imposibles.

La sensación me ha resultado familiar, pues en nuestro mundo occidental es el pan de cada día… La facilidad de acceso a tanto dificulta el entendimiento de otro tanto igual o mayor que requiere tiempo, es incontrolable y algo incierto; aquella parte que no esta bajo nuestro control, por mucho que uno se esfuerce y luche.

Cuando marché, ese era uno de los objetivos principales: que los inputs de oriente me ayudaran a acumular e interiorizar más recursos para paliar este mal, teniendo presente la importancia de que cada una de las acciones estén sustentadas por una base de Amor, Paciencia y Confianza Eterna. Y más en este caso, pues la finalidad del trabajo está muy clara y la duda de la valía del proyecto es inexistente.

Sensación de pérdida de equilibrio momentánea…aun no perder la finalidad de vista ni un solo día.

Algo más tranquila, pues había expulsado las emociones alterantes en forma de lágrimas, apoyada en los hombros amigos de Marina y Miriam. Me duché, vestí y arreglé. El coche me esperaba en la puerta de casa.

En su interior, los siguientes personajes de este bello relato:

Alí, el conductor, un hombre con un corazón de oro. Amable, atento y solidario, pues su salario no es muy alto pero adora trabajar junto con estas personas con dificultades, discapacitadas y de castas muy bajas, que tienen tan poco (material, claro).



Siempre conduce descalzo, dice que le es más cómodo. Y que además es algo muy común aquí.




Adilakshmi, Uanita y Lakshmi, las chicas de los talleres seleccionadas para visitar una feria de moda en la gran ciudad. Con que facilidad me sacaron una sonrisa…



Los miré a los ojos y les di los buenos días de la forma más natural que pude. Pues intenté que los míos transmitieran agradecimiento por acompañarme en este día. Y que su presencia me reconfortaba. Reconocí en ellos unas tremendas ganas de este breve pero intenso viaje, en las que me incluían.

Alí, además, no paro de hacernos reír en todo el viaje.



En general, los indios y sobretodo las indias tienen mucho pudor a la hora de enseñar sus dientes… no les gusta, y en las fotos automáticamente se ponen serios. Uno de los retos del día fue que acabaran por entender que tienen sonrisas espectaculares, dignas de mostrar, y que están mucho más guapas cuando se ríen.



Me enseñaron telugu, me contaron sobre ellas y sus vidas. A pesar de poder aprovechar el trayecto para dormir un rato mas, no lo hicimos, estábamos muy a gusto charlando. Ellas encantadas de ser mis teachers y yo de ser su alumna.







Paradita de rigor para un café y unas galletas...






Y segunda técnica para convencerlas de lo bonito de una expresión de alegría. ¡¡Hacerles cosquillas!!










Continuamos hasta llegar al lugar de la exhibición: un hotel de 5 estrellas a las afueras de la ciudad. Tuvimos que parar para el check del guarda de seguridad, que paseaba un aparatejo que les hizo una gracia tremenda y me insistieron para que le hiciera fotos al jardincillo de flores bonitas, pues les encantan y no es algo que vean normalmente.





Alí nos dejo lo mas cerca que pudo de la puerta, pues tienen dificultad para caminar.










Dos de ellas llevan plantas ortopédicas y la tercera tiene los pies deformes, por lo que tiene que ir siempre descalza. A Lakshmi en particular, le cuesta  moverse, así que durante todo el rato alguna de nosotras debía estar a su lado.







Una foto antes de entrar… A Uanita ya la habíamos convencido. Sonriente está más preciosa todavía.



Estuvimos dentro unas horas. Disfrutamos mucho y cogimos muchas ideas para inspirarnos. Confieso que algunas expresiones de compasión me provocaron rabia, pues la inocencia con que ellas observaban todos los detalles y muestras, junto con su excelente y educado comportamiento, no merecía otra cosa que un feedback de admiración y fuerza.

Nos fuimos a comer… ¡qué hambre! Eran ya las tres de la tarde y ellas suelen comer a la una.

Un restaurante, ¡qué lujo!. Su primera vez. Ellas tienen el menú semanal fijo, con la única excepción cuando van a casa, si van, que difiere un mínimo, pues su economía les permite poco mas que un plato de arroz con alguna salsa picante.

Miran el menú. No entienden nada y no paran de preguntar. ¡Pero si nosotras tampoco! ;)




Tenemos presupuesto limitado para ellos, pero cuanta comida por 50 Rp. (80 céntimos). Un mini meal: arroz con varios potajes y salsas para acompañarlo. Evidentemente, con las manos.




El camarero vendrá varias veces a rellenar los bols si así lo desean, con cucharón y unas peculiares macro latas llenas de mencionados mejunjes en mano.

 

El meal (en el sur, con arroz) o tali (en el norte, con chapati) es muy típico de India.









Nosotras nos pedimos noodles (pasta con verduras) y paneer (queso fresco) Intentamos que probaran, aunque Uanita se negó. ¡Que pavor! ¡Probad vosotras! Y así lo hicimos, con las manos como ellas. Entonces lo conseguimos.

De postre… una bola de helado. Y es que a la entrada estaban expuestos en una vitrina y habíamos notado las chiribitas en sus ojos. ¿De que lo queréis? Ali pidió vainilla para ellas, pues es el único que conocen. En Anantapur pueden comprarse, de uvas a peras claro, un mini vasito por 5 Rp. (9 céntimos)








Y seguimos con los intentos de sonrisas ante la cámara. Es nuestro objetivo: ¿conseguiremos que les salga reflejada la expresión de alegría sin forzar?




A la salida, muy importante, ponerse guapas. Me peinan y me reclaman que me pruebe varios de los complementos que hemos comprado. Y Uanita se anima a probarse mi orquilla, que le flipa y le va a conjunto.




Ya de camino a casa.
De repente se exaltan y Alí para el coche a un lado de la carretera.



Caras de fascinación...











Señores... ¡¡un helicóptero!!



Y a lo lejos, un avión que me cuesta divisar. De hecho, es difícil apreciarlo en la fotografía.

Habían oído hablar de esos bichos grandes y fantásticos que vuelan, pero nunca antes habían visto uno.

Entonces Alí nos pide permiso para parar un rato en el aeropuerto, que va de camino. Como siempre, él pendiente del bienestar de las nenas. ¡Claro! Pues eso es parte de la obra social; sin duda la más importante y gratificante. ¡Qué detallazo!. ¡Un aplauso para nuestro súper chofer!



Justo a la entrada, antes de llegar a las barreras que cercan el parking de aviones, un precioso jardín. Deseo de fotografiarse entre las preciosas flores y árboles tan bien cuidados.


A por una sesión de fotos, que restará en su memoria para siempre.












A Adi le molesta el sol… ¡Qué fashion con las gafas de sol de Marina!












E aquí el momento que nunca olvidare y que defino como la mejor fuente de energía para un día como este.

Descripción de la escena:

Adi me mira fijamente a los ojos, frente a mí, de pie, transmitiéndome algo inexplicable en palabras.

-         Akka, Akka… Nenu Shantosham unnaru. Ikkara Sariokati. Nenu Chala Chala Shantosham. Danyauadalu. Es decir, hermana, soy feliz. Es la primera vez que estoy aquí. Soy muy feliz. Muchas gracias.

Se acaba el dialogo verbal, pues antes de ponerme a llorar como una magdalena, me levanto directa a abrazarla y comérmela a besos. Tú sí que me haces feliz.




Queremos más fotos. Hemos visto otra parte del jardín que nos encanta.






En esta segunda tanda, por fin hemos conseguido que sonrían en algunas fotos sin necesidad de cosquillas ni otras estrategias, aunque el hábito siga siendo lo contrario.







Y ahora, ¡el avión nos espera! Aunque no somos los únicos con esta idea… Pues de los mil millones de habitantes de la India, pocos son los afortunados que podrán subirse a uno.







A la vuelta, sigo apuntando ideas para que mas chicas como ellas puedan tener una vida mejor. No paran de preguntarme… ¡y hacer fotos! Han aprendido, les encanta.
Les explico que intentamos dar a conocer y vender las monerías que con su arte consiguen crear. Por eso, tan importante es su trabajo como el nuestro. Y por la misma razón, nada de Madam: Akka.






¡Alaaaaaa! ¡¡Que montaña más alta!! Otro elemento antes nunca visto.








 
Estamos algo cansadas. Uanita se duerme, o cierra los ojos como decía, y le hacemos fotos. Seguimos riéndonos mucho.




Yo intento dormirme un ratito también, pero no quieren.

- ¿Por que no hablas? ¿No eres feliz? ¿No te ha gustado?

Cómo expresarles que soy yo la que tiene la suerte de poder dar un poquito de lo que tengo para vivir momentos así, impagables aún con todo el dinero del mundo. Cómo hacerles entender que gracias a estar un día con ellas, consigo recordar la importancia de aceptar límites y aceptarme a mí misma, de disfrutar de los pequeños detalles, de valorar todos y cada uno de los regalos que me ha hecho la vida, de la valía de mis esfuerzos y la necesidad de pausas y descansos a la vez.
La belleza de la inocencia y la humildad.

Sonreír, experimentar, decidir, solucionar, aceptarse, compartir, confiar, paciencia, equilibro y, sobretodo, Amor. El Arte de Amar y el de No Enfermar.

A Ellas.

Cris